viernes, 22 de mayo de 2009

Boys don't cry

Tenía ganas de llorar
Pero desde niño escuchó que "los niños no lloran".
Y esa pequeña frase lo marcó.
Y nunca lloró, ni siquiera a escondidas, por muchas ganas que él tuviese de hacerlo, y de sentir que su tristeza - ira - pena - rencor -dolor - furia - angustia se transformaba en lágrimas que abandonaban su cuerpo.
Así fue que este hombre nunca conoció el sabor de una lágrima.
Como todos, él murió.
En el ataúd, había más que un cuerpo inerte; había una mezcla de emociones. Entre sus venas sin sangre, se filtraba desde el dolor que le causó perder su carrito de madera que su padre le fabricó, hasta la muerte de su madre, pasando por las penas de amor, y sus frustraciones adolescentes.
La gente lloraba su muerte, y él, desde su ataúd, observaba con envidia estas lágrimas. Todos hacían algo que él no podía hacer; aunque en el fondo, ni siquiera estaba seguro si es que lo quería hacer. Cuando todos se fueron de su velorio, y apagaron las luces...soltó mecánicamente una única lágrima. Se sintió feliz. Nunca más pudo llorar. Cerró los ojos. Nunca más pudo llorar.

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