Esa horrible sensación de no poder dormir...de cerrar los ojos pensando que eventualmente, lograrás conciliar el sueño. Pero no, no lo logras...no lo vas a lograr tampoco. Lees un libro, lo terminas, ves una película, se termina, ves un capítulo de una serie, lo terminas, terminas toda la temporada de la serie. Y el sueño no viene. Lo llamo 7 veces, con 10 voces diferentes. Y el maldito no se pronuncia. Sales, te vas a caminar cerca de tu casa...dando vueltas...a respirar, a ver si por ahí el oxígeno te da un poco de sueño. Pero no, no solo no tienes sueño: sino que ahora también te has resfriado. Y no dejas de estornudar...como si fuera un tic. Llamaste al sueño hasta el cansancio y nunca llegó, y el frío se apareció, te invadió y no dejas de estornudar. Ahora no puedes dormir, porque justo cuando estás a punto de dormir, otro estornudo te desconcentra y te quita lo que te llevó horas conseguir. Piensas. Imaginas. Reflexionas. Sueñas (despierto, porque si fuera dormido, todo sería perfecto ahora). Pasa una eternidad, ves el reloj...solo han pasado 4 minutos. El tiempo y tú nunca se llevaron bien, aunque reconoces que es mejor tenerlo de aliado. Ya casi va a amanecer, desperdiciaste toda una noche. Dejaste de soñar toda una noche. Eso que te fascina hacer, soñar, no lo pudiste hacer. Primera noche de tu vida que no sueñas. Tal vez "mañana" puedas dormir, pero dormir de día no es lo mismo. El calor molesta, y la luz de verano tan prominente te impide tener esos sueños que solo la noche te puede dar.
Acércate a la ventana, lo ves? Ya amaneció.
Qué deberías hacer ahora? Hoy no importa. Qué quieres hacer ahora?
Bajas las escaleras, te acercas a la cocina (estornudas en el camino), y te preparas un desayuno. Uno rico, uno abundante, uno variado...uno como los que no sueles tener...
Terminas el café, terminas el pan que horneaste...pero el sueño no viene.
Entonces regresas a tu cama y sigues pensando (ya sin esperanzas de quedarte dormido): "He tenido un desayuno como nunca lo tengo...y aunque no dormí, no soñé, no descansé...comí rico esta mañana..."
Ves el reloj, son las 11h00...es un domingo, así que deberías estar preparando el almuerzo. Pero hoy no fue un día común, no fue una noche común...así que decides prolongar un poco el almuerzo, aparte del hecho que no tienes hambre por el desayuno.
Apagas la TV, ya no hay nada que ver...y solo piensas en aquel desayuno...y recuerdas los sabores, vuelves a ver esos colores, revives los olores, y sigues pensando en aquel pan tostado, en esa mermelada, en ese queso que hacía tanto no comías, en el café que tomaste con la medida de azúcar que a ti te gusta, en todos los panqueques que comiste con diferentes rellenos, en el omelette que tú mismo preparaste....
De pronto te despiertas, ves el reloj...son las 18h00
Dormiste? Lo conseguiste?
Solo hay dos opciones: te quedaste dormido, o el recuerdo de ese desayuno te desvaneció...
Normalmente, preferirías pensar lo primero...pero recuerdas el desayuno, y dada la anormalidad de las últimas horas...no te molesta en lo absoluto pensar en lo último. De hecho, te gusta.
No fue una noche tan mala después de todo, no?