lunes, 23 de marzo de 2009

Ideas secularizadas

Foto: Irving Penn

- Quieres un consejo?
- No, gracias.
- Bueno, yo en tu lugar...
- No, lo decía en serio. Gracias igual.

sábado, 21 de marzo de 2009

La simbiosis del medio

Foto: Alix Malka


En qué momento empezó a decidir entre la lealtad y el placer?

martes, 17 de marzo de 2009

(Un)Lucky Strike - pensamientos retornables

Strike II, o intentos frustrados de strike II. Me asusta, puede solo haber primera; pero hace tiempo escuché en la calle que si hay segunda, hay tercera.
El strike III está por llegar, pero hoy fue el II, así que espero que el III no esté cerca.
Tengo miedo.
También dicen que "la tercera es la vencida", eso me da más miedo aún.
Pero no puedo dejar de interactuar.
No puedo dejar de exponerme. Inevitablemente, llegará el strike III.
Y empieza la cuenta regresiva...

jueves, 12 de marzo de 2009

Bewegung



La Tierra se mueve.

Mira con atención.

Siempre está pasando algo;

Mira con atención.

domingo, 8 de marzo de 2009

Diavolo night

Sólo veía arboles. Y mientras sentía que caía, el espacio parecía suspenderse, la velocidad también. Pero el tiempo avanzaba sin control. Todo este movimiento lo desconcertaba. El paracaídas no se abría, se comenzaba a desesperar. Decidió cerrar los ojos para olvidarse por un momento de todo eso; y para sentir entre toda la angustia, el placer que le causaba por fin cumplir un sueño de toda la vida. Aunque ese momento no se parecía mucho a lo que él habría esperado, sabía que iba a caer, y que en ese preciso momento; iba a morir. El tiempo se detenía lentamente, pero él no se podía dar cuenta de ese detalle.
Seguía cayendo. El panorama era blanco, pensó que tal vez habría muerto, sabía que en cualquier momento aparecería su madre, que había muerto 22 años atrás en un accidente de carro, abrazándolo, y acariciándole la cabeza como lo hacía cuando él tenía 8 años, cuando le contaba un cuento, antes de dormir. A su padre no lo quería ver, pero tal vez también lo encontraría, era él quien había matado a su mamá en el accidente de carro: estaba manejando ebrio.
Mientras imaginaba todo esto, siguió cayendo…ahora habían edificios. Definitivamente estaba vivo. Estaba muchos metros más arriba de los rascacielos de Nueva York, de esa fría ciudad donde él se había labrado un nombre, un lugar en el medio. Lo que le costó años conseguir, estaba a punto de terminar. Sintió un poco de pena, dejaba mucho por vivir. Sólo tenía 30 años, tenía una esposa, y un hijo que todavía no sabía hablar.

Siguió el descenso, ahora sí estaba a la altura de los edificios de Nueva York, y como por arte de magia, siguió cayendo. La caída era eterna.
Seguía cayendo,
Seguía cayendo,
A algunos metros del suelo, cerró los ojos para no volver a abrirlos más.

Para su sorpresa, no murió, cayó sobre unos árboles, y un pequeño cuerpo amortiguó el rebote al suelo. Se reincorporó. Estaba herido, pero no muerto.
Dentro de todo, seguía triste; ya no vería a su mamá. Pero dentro de esa tristeza, había cierta alegría porque ya no vería a su padre.
Se paró, para ver sobre qué era lo que había caído. Era un bebé.
Lo miró de cerca: era su hijo.


No lloró. Sentía pena y frustración, se sentía asesino. Asesino de su propio hijo…pero por alguna razón, las lágrimas no brotaban.
Corrió a su casa, ansiando con las pocas fuerzas que le quedaban que su hijo estuviera durmiendo en la cuna mientras su esposa le cantaba una canción.

Llegó a la casa, no tenía llaves. Pero la puerta estaba abierta. Entró sin fuerzas. No encontró al bebé, pero tampoco a su esposa. Intentó llamarla al celular, pero el buzón de mensajes del teléfono estaba lleno.
Tuvo que escuchar uno a uno los mensajes, para borrarlos y poder por fin llamar a su mujer.
No le prestó mucha atención a los mensajes; eran sus amigos del trabajo invitándolo a una reunión, otro mensaje era de su prima informándole que estaría en Nueva York la semana siguiente y pidiéndole que la aloje. Finalmente, había uno importante; era de su mujer: -

Amor, fui a buscarte al trabajo pero no te encontré. Quería contártelo en
persona, pero las ganas pueden más. Escucha esto: hoy el bebé dijo su primera
palabra. Te mueres si sabes cuál fue, dijo: “papá”

jueves, 5 de marzo de 2009

Lux fortitûdinis

Hola

Estás ahí? Me escuchas? Quiero pensar que sí; quiero pensar que me escuchas, y que me estuviste escuchando todo este tiempo. Que no solo escuchaste mis palabras, sino también eso que callé. Eso que no te dije por miedo (a qué?). No pienses que te atribuyo poderes divinos que no te mereces, porque me hicieron creer que sí los tenías…o eso fue lo que preferí pensar yo, no estoy muy segura.

Ahora sí, dime…fueron mis palabras escuchadas? O lo que es más importante: fueron mis preguntas respondidas? No es ningún reproche, no te confundas (aunque claro, tú nunca te confundes): solo son palabras en calidad de pregunta. Porque siempre me pregunté, incluso hoy lo hago, si es que alguna vez me respondiste. Es decir, si alguna vez TÚ me respondiste, o era mi propia voz respondiendo(me) lo que se supone que tu deberías responder, lo que quería escuchar como respuesta? Me sentiría como una estúpida si fuera lo segundo, así que hazme saber que no me equivoco creyendo lo primero.

Va hasta ahora bien esto, no? Me parece curioso cómo es que nunca tuve una conversación contigo, siempre fueron monólogos míos; y cuando era más chica sí recuerdo algunas conversaciones…aunque pensándolo bien: era un monólogo a dos voces, o conversación a una sola voz, llámalo como prefieras.

Sería más fácil hacer esto en un café, o sea…la conversación contigo: tendríamos una conversación por primera vez en mi vida. Pero supongo que no te gusta el café así que me limitaré a esta carta sin esperanza de ser respondida. Dije que sería más fácil, pero lo sigo pensando…verte a la cara y decir todo esto no sería más fácil. Probablemente me quedaría callada, así que éste es el mejor medio, creo. La pensaste bien en eso de no tocar el timbre de mi casa inesperadamente para decir “Ya llegué”. No habría sabido actuar. Gracias por eso.

También quería pedirte disculpas. Supongo que ya te imaginas por qué. Perdón por desaparecerme así, por hacer que te evapores de mi vida; aunque supongo que nunca lo hiciste. Siempre te quedaste merodeando por ahí, para saber en qué andaba, cómo estaba, y a dónde iba…aún si ya lo sabías, me imagino que solo para corroborarlo. Gracias por eso también.

Y nada…empecé escribiendo esta carta solo porque me dieron ganas de escribirte. Sí, así porque sí. Parece que terminó resultando en una especie de agradecimiento. Y sí, gracias por todo. Ah! Me olvidaba…me harías un favor? Quédate siempre merodeando por aquí: se te necesita bastante.

Saludos a todos por allá

miércoles, 4 de marzo de 2009

Royal Lady

- Lady
- Duquesa
- Baronesa
- Condesa
- Vizcondesa
- Marquesina
- Princesa


Todos esos títulos nobiliarios, que enriquecen su herencia…que la obligan a sonreír en los eventos sociales y las reuniones de rutina.

Todos esos títulos nobiliarios que una vez en su cuarto, y sola…la hacen cada noche, un poco más infeliz.

lunes, 2 de marzo de 2009

Pensamientos oníricos




Sonrisas, recuerdos, memorias, momentos, sensaciones.

Sonrisas, por esas nueve, diez o quien sabe cuantas horas de turismo cósmico...porque era diferente a los otros sueños, a las otras noches.

Porque entre todo estaba consciente por ratos, iba y regresaba...y cuando estaba a punto de ir mi peso caía sobre la cama: sentía que mi alma se escapaba (creo que anoche confirmé que tengo una)....nada más.

Solo recuerdo un par de sueños, pero las sensaciones eran increíbles....saber que regresas y estás consciente, y escuchas a esa persona que entró a tu cuarto a apagar la radio y a cerrar la ventana para que no te resfríes; y a la vez, saber que cuando estás a punto de ir(te), todo tu peso se condensa y cae, aunque no estás segura de si por gravedad, o por opción...solo cae y cuando ha caído profundamente, tú ya no estás en tu cama....o sí, pero en otra, o tal vez en tu misma cama solo que en otro lugar, en otro cuarto que aparentemente, es el tuyo. Saber que hay carta libre, que puedo entrar y salir, al y del inconsciente como si se tratara de mi casa.

A veces siento que es realmente mi casa. Una casa por conocer, pero finalmente mía.





Qué sensación. Podría volver a intentarlo: podría apagar las luces, prender la radio, abrir la ventana, enredarme la mitad del cuerpo con las sábanas y cerrar los ojos. Podría incluso (tratar de) concentrar mi peso y esperar a sumergirme. Y seguir esperando.






Y seguir esperando.








No. Ya no funciona.